Arte y Ocio

Yo Soy Malala y Buda Explotó de Vergüenza: Una Cultura Presa

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“Soy de un país que nació a medianoche. Cuando estuve a punto de morir era poco después de mediodía.” Malala Yousafzai

 Suena extraño el título ¿Cierto? ¿Qué tienen que ver tanto un libro con una película? Pese a lo que piensen, no, no es la adaptación cinematográfica de una obra literaria. Se trata de la parte oriental del planeta Tierra: especialmente de los países de Irak, Pakistan, Afganistán, entre otros muchos.

Nota: Para dar otro sentido a la lectura, se recomienda al lector escuchar Alas (A Malala) de Arturo Márquez.

 

 

Empecemos con Yo Soy Malala: Una niña pakistaní del valle de Swat, es quién lucha fervientemente por un derecho esencial en todos los seres humanos: El derecho a la educación. Asiste a impartir discursos, a hablar en la televisión internacional y escribir artículos para la BBC. De la Editorial Alianza, escrito por la misma Malala Yousafzai, ganadora del Premio Nobel de la Paz 2014, y la periodista Christina Lamb.

Por su parte, Buda Explotó de Vergüenza es un filme del 2007 dirigido por la iraní Hana Makhmalbaf, quién a sus 18 años realizó la película. Acontece la historia de una niña afgana que se encuentra con una nueva idea: Comenzar a ir a la escuela. Al amanecer el día en la vida de la protagonista, Baktay, de seis años.

¿Qué tienen en común las dos historias? El derecho de la educación de las mujeres y su principal enemigo: los talibanes. En ambos casos se presenta a la par la historia de Pakistán y Afganistán. Malala, por su parte, nos narra el cómo es su pueblo, lo que les ha costado conformarse como nación, sus paisajes, la vida cotidiana de un pashtún, el entrar a la escuela gracias a que su padre es el director de una escuela. Baktay no nos dice nada con palabras: su entorno habla. De una cueva, al amanecer, Afganistán nace, y se encuentra con algo de lo que se veía arraigado: la idealización de la enseñanza y la cultura global que cualquier persona debe ser poseedora. La niña se ve obligada a buscar dinero para poder comprar una pluma y una libreta, debido a que su madre se encuentra ausente – que nos refleja cómo está distanciada de su cultura vecina, a pesar de estar bastante cerca.

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De momento, las dos historias convergen: En su vida se encuentra un detonante; los talibanes. Una agrupación islámica que se forma de ideologías- para llamarlo de alguna manera- bastante arcaícas. Estudiantes del Corán, poco a poco se fueron adentrando en la piel de las dos naciones vecinas. Participes de muchos atentados alrededor del mundo y poseedores de una enorme militancia. Se protegen en el nombre de su Dios- ¿Lo hemos visto antes?- y hablan acerca de observar el purah, conjunto de normas que todo creyente del islam debe seguir. Se han encontrado bélicamente con el ejército de distintas naciones, incluso de sus patrias, aniquilan pueblos enteros, masacres enteras. Especialmente hacia las mujeres, quiénes sus creencias, son las más pecaminosas y por eso deben sufrir.

Ya que estamos en contexto, podemos continuar. Malala se hizo muy popular, y eso le hizo ganar a muchos enemigos talibanes, que se encontraban casi a la puerta de su casa. Mientras el mundo se enteraba más de la situación de Pakistán por la voz de la niña, el riesgo incrementaba. Un día, camino a casa, sucedió: A Malala le disparan en la cabeza. ¿Se imaginan quién? Claro, esta historia como sabemos no termina mal, pero deja una huella permanente en la ciudadanía pakistaní. El Premio Nobel de la Paz es un recordatorio y una premonición: la guerra en su país natal debe cesar, al igual que en Afganistán. En la vida de Baktay no sucede algo tan diferente; niños que juegan a la guerra en el bando talibán toman de prisionera a la niña de 6 años al caminar por una vereda con un cuaderno. Pronto, la desean apedrear entre muchos y así darle fin. La historia transcurre con bastantes obstáculos, y tiene un final del que todos se pueden imaginar.

Yo Soy Malala, un libro que nos acerca tanto a la cultura oriental como nos adentra a la historia y la actualidad de Pakistán. Uno al leer puede imaginarse el valle de Swat, las enormes y majestuosas estatuas budistas, las ruinas de los antiguos monasterios y los pájaros volando en el aire de una nación que está en guerra. El Nobel de la Paz más joven de la historia nos relata cómo ha sido no sólo su vida, sino la de los habitantes del valle. Una mirada tierna la de una niña, ante la militancia más mortal de los últimos tiempos.

Buda Explotó de Vergüenza es un filme que no cuenta con grandes efectos, pero que es de un impacto inmediato. Es todo un filme metafórico. Si uno se da cuenta en los detalles que la conforman, se podrá dar cuenta del gran valor que posee. Es, por así decirlo, una narración y una crítica social bastante fuerte. Una frase retumba en mi mente, última que le dijeron a Baktay. ‘Muere. Muere y serás libre’.

 

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Enrique Carbajal Montes

"El chico que busca y escribe. Un desconocido agradable."

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