Un cementerio guarda una memoria insólita de los recuerdos de una población. En día de muertos es común visitar los panteones en México, pero más alla de la simple visita existen diversos elementos artísticos que los vuelven dignos del turismo. Hoy conoceremos algunos de esos cementerios.
Foto: Viaje Agridulce
En X caret se encuentra uno de los cementerios más peculiares de México. Situado en la cima de una montaña, sus tumbas asemejas edificaciones para el difunto que van desde pequeñas iglesias y casas hasta piñatas y estatuas. Cada nivel simboliza un día de la semana y solo existen 365 tumbas. La entrada principal consta de los 52 escalones que representan las semanas del año y su forma en espiral asemeja a un caracol.
Foto: Xcaret
En el Panteón Jardín de la ciudad de México está enterrado el cine mexicano. La tumba más llamativa es la Jorge Negrete y la más visitada la de Pedro Infante, pero además de ellos, también se encuentran espectaculares monumentos fúnebres a las viejas estrellas de cine como Tin Tan, Pedro Armendáriz o Joaquín Pardavé.
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El panteón de La Piedad en Puebla es una de las joyas desconocidas de la ciudad. La tumbas familiares en la entrada son pequeños rascacielos neogóticos a la usanza del siglo XIX desde los cuales se asoman gárgolas, ángeles y esculturas de las personas enterradas en el lugar.
Foto: Luis Ibañez
En Culiacán Sinaloa, también se levanta un cementerio que asemeja una ciudad. Es uno de los panteones más polémicos de México pues ahi descansan los restos de los miembros más ricos de la delincuencia organizada. Es un panteón de lujo donde los sepulcros asemejan casas para que el alma pueda disfrutar de estas mansiones. Mausoleos de tres pisos con balcones, ataudes de madera fina, castillos, mansiones y hasta casas funcionalistas en paredes de mármol o cantera donde incluso algunas cuentan con aire acondicionado.
Foto: Janet Jarman
En Guadalajara el panteón de Belen encierra historias sorprendentes alrededor de sus muros. Su aspecto abandonado lo ha dotado de un escenario perfecto para el turismo que acude atenta a buscar las leyendas que se cuentan en su interior.
Una de las visitas obligadas en Mineral del Monte, Hidalgo, es el panteón inglés. Además de guardar curiosas historias y anécdotas, es el sitio en donde se revelan los significados de las logias masónicas ante la muerte dotados de una tenue neblina que adorna el sitio durante las madrugadas.
Foto : José Luis Ruiz
En la zona de Ameyalco en el Distrito Federal, un cerro es desde hace poco, el último lugar de descanso para los amigos del hombre. Fue parte de una iniciativa nacida en Tlalpan donde se reaizan servicios funerarios para mascotas. Aunque las tumbas no son muy vistosas, es un sitio donde los seres humanos pueden recordar a un miembro más de la familia sin perder sus restos en la inmensidad.
Foto: Tanya Guerrero
Finalmente hay algunos panteones que vale la pena visitar al menos por una de las tumbas que conserva, tal es el caso del panteón de Dolores Hidalgo en donde se encuentra la tumba de José Alfredo Jimenez. Una enorme escultura dedicada a este cantante ranchero que representa un sarape un sombrero, y que dependiendo de la hora del día un vitral ilumina el suelo del monumento.
Foto: Ernesto Polo
Y finalizamos esta recopilación con una iagen del sur del país. En Mérida una escultura del siglo XIX escondida entre las enormes tumbas de herencia maya, es tal vez la representación más cruda del encuentro con la muerte.
Foto: Notimex