Y de repente… ¡Pum! Entramos en doble contingencia ambiental. La ciudad se volvió grisácea. Un manto neblinoso cubrió los edificios, y al cielo no lo volvimos a ver hasta una semana después. Imaginemos que no la libráramos. Que el esmog aumente, y ahora sí, los síntomas empezaran a afectar severamente a la población. Sentir …