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Más Fuerte que las Bombas – Cine cerebral

Una exposición póstuma de la obra de fotografía bélica de Isabelle Reed (Isabelle Huppert) lleva a su esposo (Gabriel Byrne) y sus dos dos hijos (Jesse Eisenberg y Devin Druid) a desenterrar viejos secretos y traumas no superados, provocando fuertes confrontaciones en el núcleo familiar.

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Más Fuerte que las Bombas es una coproducción entre Noruega, Francia, Dinamarca y Estados Unidos que nos sumerge en un relato fascinante, un auténtico drama sin gratuidad ni excesos sobre los aspectos psicológicos de una familia cuyas heridas tras la pérdida no han logrado sanar.

El director Joachim Trier elige una narración difícil, dura de descifrar en los primeros minutos. Con una propuesta visual impecable y atrevida, apoyada por una banda sonora hipnótica, el realizador nórdico invita al espectador a usar la inteligencia para ir avanzando en el juego propuesto. Su manejo de tiempos y sus pequeños paréntesis poéticos ponen de manifiesto una gran capacidad para provocar curiosidad, y mantener al público en un reto constante.

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La maravillosa interpretación del trío protagónico añade una sinceridad y humanidad latente al relato, obsequiando una genial dinámica en pantalla que se engrandece ante la presencia de un cuidado reparto de secundarios. Así, vamos descubriendo cada pieza, y logramos desarrollar empatía con los personajes, llegando a dolernos cuando toman malas decisiones.

Desafortunadamente, Más Fuerte que las Bombas sufre de una densidad provocada de manera consciente. El estilo al que juega el director llega a delatar cierta pesadez, y provoca que cerca del desenlace sintamos el tedio de su duración. No obstante, es imposible perder el interés por saber el cierre de la historia.

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Durante buena parte de la cinta, el espectador puede inclinarse a pensar que el discurso de Trier va enfocado al estrés postraumático, pero conforme avanzan los minutos, vamos descubriendo que la profundidad del relato es mucho más rica, que va sobre temas mucho más preocupantes, mostrando que los campos de batalla no son sólo en lejanos países, sino entre las cuatro paredes de un hogar, y que sus efectos pueden sentirse, efectivamente, más fuertes que las bombas.

 

Fernando Valencia

Economista por profesión, cinéfilo y melómano por convicción.

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