El paso de Jodie Foster en la dirección ha sido, por decir lo menos, desafortunado. Cuando se anunció la premisa de su nueva cinta, Money Monster (El Maestro del Dinero), los focos rojos se prendieron. La idea de un thriller con contenido social sonaba bastante interesante.
Lee Gates (George Clooney) es el excéntrico conductor de Money Monster, un show dedicado a recomendaciones de inversión en Wall Street. Sin embargo, tras hacer una pésima sugerencia al aire, Kyle Budwell (Jack O’Connell) entra al estudio con un arma y una bomba. Julia Roberts, Dominic West y Giancarlo Esposito, entre otros, completan el reparto.
Clooney y Roberts levantan la película con sus buenas y carismáticas interpretaciones, con el sello de la casa. Sus dinámicas con el joven O’Connell hacen mucho más llevadero el producto final, y generan por sí mismas las escenas de verdadera tensión, apoyados por una buena labor de fotografía, que produce algunos buenos encuadres en el interior del set, logrando resaltarlas. Los secundarios hacen lo mejor que pueden con sus parcos personajes.
La labor de Foster termina siendo demasiado exaltada, y como consecuencia la cinta sufre de una arritmia, a la que no ayuda el frenético montaje de su primer acto. La banda sonora pasa totalmente de noche, y fluctúa demasiado entre lo exagerado y lo conservador.
El guion requiere un mínimo conocimiento de la oferta y la demanda en el mercado de valores, por lo que puede que no sea accesible a todos públicos, además de contar con subtramas que no van a ningún lugar. Sin embargo, termina tocando un tema relevante en cuanto a los escándalos de las altas esferas en las empresas, y los fraudes que pueden maquinar para quedarse con muchos millones a costa de gente despistada, guiados por consejos falsos.
Este Maestro del Dinero falla al decidir su género. Como comedia, le falta ser más graciosa; como thriller, necesita un toque adicional de suspenso. El resultado es un pastiche ligero, aunque entretenido, con un discurso austero y plagado de situaciones inverosímiles.