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«Kintsugi» de Death Cab For Cutie, el arte de renacer

Después de una temporada agridulce para Death Cab For Cutie, que incluyó un disco poco apreciado por los fans y la crítica (Codes & Keys, 2011) y la salida de uno de sus miembros, la banda de Washington regresa con un álbum que les devuelve la vida.

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Durante años Death Cab For Cutie ha sido el pañuelo de las lágrimas de miles de fans (me incluyo entre ellos) y el hecho de que lancen un disco nuevo cada vez provoca más nerviosismo (¿será tan bueno como sus discos anteriores?). Tras la salida de Chris Walla, el nerviosismo era aún mayor, afortunadamente para muchos Kintsugi es un álbum que regresa al estilo melancólico del grupo pero también muestra una evolución en su sonido.

Este disco producido por Rich Costey es el último en el que participó Walla y es un trabajo emocional como en las mejores épocas de la banda. Lo mejor de Kintsugi se concentra en las primeras canciones (sin que el resto sean aburridas o monótonas). El inicio con No Room In Frame tiene el sonido clásico de una canción de esta banda, sin duda me remite a la década de los 2000. La siguiente,  Black Sun, es un poco más oscura e intensa, una buena elección para ser un sencillo.

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Si algo necesitaba este disco era una canción pegajosa y con un ritmo un poco más «feliz», cuando menos lo esperaba comencé a cantar «I don’t know why, I don’t know why…». Little Wanderer es una canción tierna para todo aquél que extrañaba las canciones súper sentimentales de la banda estadounidense. Uno de los mayores aciertos de Death Cab For Cutie fue la instrumentación de You’ve Hauted Me All My Life, una canción tranquila y melancólica.

La voz de Ben Gibbard prácticamente acapella en Hold No Guns es algo que no recuerdo haber escuchado en otros álbumes del grupo y sin duda es una canción agradable. Otra de las canciones con coros pegajosos es El Dorado, que además tiene mucha energía. Los arreglos de cuerdas en general son muy buenos. Creo que a la banda le hacía falta trabajar con un productor diferente para no caer en la monotonía. Rich Costey le aportó mucho a la banda, aunque sin duda la ausencia de Chris Walla se hará notar pronto, sin embargo estoy convencida de que sabrán cómo lidiar con ese problema.

Fernanda Piña

Melómana, escritora de ficción, no ficción y rock que es un poco de los dos. Pensando en música 24/7 y más.

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