Coldplay ha encontrado un lugar privilegiado dentro del rock pop internacional. Programados en las más populares estaciones de radio desde hace ya varios años, realmente es una banda que no tiene nada que perder sacando un disco más que pueden colocar en la lista de los más vendidos con toda facilidad.
En Ghost Storieses el vocalista Chris Martin el que nos mete en su mundo de nostalgia que claramente vivió al terminar su relación con la actriz Gwyneth Paltrow. Si Chris, ya sabemos que sufriste mucho, nos lo dices en cada una de las canciones del disco, si querías que compartieramos tu pesar tengo que decirte que lo has logrado, estamos llorándole a la monotonía de tu disco.
Bueno, tal vez exageré, no es un mal álbum. Está lleno de canciones tranquilas y placenteras, salidas de las historias fantasmales que el líder de la banda probablemente sintió que experimentaba, la ausencia de una persona importante, es fácil identificarse con una historia parecida porque ¿quién no ha atravesado una crisis amorosa? exacto, no hay que olvidar que la música de Coldplay está orientada al consumo de las masas.
Las nueve canciones de este disco, producido principalmente por el bajista Guy Berryman, son del tipo de canciones que escuchas con tus audífonos en el camión, en una tarde lluviosa mirando a la ventana, sintiéndote melancólico aunque el chofer traiga a Los Ángeles Azules a todo volumen y la señora de a lado se esté quedando dormida en tu hombro. Sí Ghost Stories es ese disco…
El álbum no se olvida de los beats, como ejemplo está Ink, que nos remite un poco más a los éxitos más coreados de la banda como Yellow, la atmósfera calmada del disco es constante y llega a cansar en ocasiones pues hace falta un cambio, por lo menos hace falta que el grupo transmita una emoción distinta a la tristeza.
Lo mejor de este disco es que podría llegar a ser una efectiva cura contra el insomnio… Por separado hay canciones que valen mucho la pena como Magic, Ink o A Sky Full Of Stars, pero en general Ghost Stories no es un portador de éxitos como Viva la Vida o Mylo Xyloto, estamos más bien ante «un disco más» de una banda que ya no tiene que luchar por conseguir un lugar en la escena mundial.
