Donnie Darko es un adolescente que a primera impresión parece normal, y hasta de una personalidad extrovertida y “popular”. La realidad es otra: es un enfermo mental que tiene que tomar medicamentos para mantenerse dentro de “los parámetros de una persona común y corriente”.
Pero ¿Quién reglamenta esos parámetros, más que la sociedad en la que vivimos? Una persona “inestable mentalmente” podría convertirse en una persona altamente productiva. Donnie más que un enfermo, es un punto de reflexión. Donde la cordura y la locura rayan a la fantasía y la ficción.
Si uno es de las personas que leen y escuchan música como locos, seguro se habrán identificado con él. El entorno del filme marca algo bastante peculiar: rompe con el “sueño americano” y muestra la clara realidad. Aunque con dotes pesimistas, la película es una gran interrogante filosófica.
¿Se puede viajar en el tiempo? Si es así, ¿No habremos ya viajado sin darnos cuenta? El saber nuestro futuro, cómo será nuestra vida, e incluso, como moriremos son preguntas que cualquiera se ha formulado. ¿Acaso no se han sentido locos en algún momento de sus vidas? El hacer cosas imprevistas, o situaciones que no recordamos.
Un viaje entre la locura y el tiempo. Donnie Darko es un filme catalogado como culto, y también necesario. Una visión hacia el pesimismo diario de la vida en general acompañado con un “conejito” de 1.82 metros. ¿Quién no es amigo de Frank?