Amy (Mila Kunis) es una mujer que, tras dar a luz joven y haber sentado cabeza demasiado pronto, vive una vida poco satisfactoria debido al rol que la sociedad en que vive dicta que debe tener. Tras un mal día, conocerá a Carla (Kathryn Hahn) y Kiki (Kristen Bell), dos personalidades totalmente opuestas que la llevan a descubrir que a veces no es necesario ser una madre perfecta.
El Club de las Madres Rebeldes es sorpresivamente una película bastante graciosa, que parte de todos los lugares comunes del género para ir entregando gags hilarantes. Los encargados del guion y la dirección son Jon Lucas y Scott Moore, escritores de la trilogía The Hangover, y se nota su escuela en las comedias para adultos, con un sinfín de chistes sexuales y malas palabras.
Durante el primer acto la película se desarrolla de manera tópica. La presentación de nuestra protagonista dista mucho de ser memorable, y algunos secundarios se la comen por completo en pantalla. Sin embargo, llegado el punto de inflexión, el trío principal muestra una gran química, lanzando gag tras gag sin dar mucho respiro. Su mensaje final se ve venir desde el inicio, y la trama es terriblemente predecible, pero mientras mantenga al espectador riendo, será más difícil notar este tipo de defectos.
Mila Kunis podría hacer el papel con los ojos cerrados. Hahn es divertida, pero al largo plazo termina volviéndose repetitiva en su fórmula de “guarra”. Kristen Bell está sencillamente adorable, lo que hace que sus líneas vulgares tengan mayor efectividad. Como antagonista tenemos a una brillante Christina Applegate en el papel de una mamá ejemplar que llegará a extremos desquiciados para mantener el estatus quo.
La fotografía no debería ser el enfoque al criticar una comedia como El Club de las Madres Rebeldes, pero para ser sinceros está fatal. La iluminación es de cárcel. Tal vez es el afán por mostrar lo falsa y maniquea que es la vida perfecta del suburbio americano, pero definitivamente desconcentra y descoloca. De hecho, la primera escena de la película es una toma aérea de lo que visiblemente es un modelo de la ciudad.
Todos aquellos que se deleitan con las comedias para adultos y que no se asustan con desnudos frontales o bromas de sexo anal, sin lugar a dudas disfrutarán mucho con El Club de las Madres Rebeldes. Se separa de la tendencia actual de grabar largas sesiones de improvisación para darnos una estructura clásica, y cuando conecta con sus chistes, lo hace muy bien.